Viviendo deprisa

Cuando se acerca el 31 de diciembre ves como otra vez ha ocurrido: ha pasado un año entero y apenas te has dado cuenta. Vivimos tan deprisa...¿Cuántas veces le has dicho a ese amigo que tienes abandonado que le ibas a llamar para tomar un café? ¿Cuantas veces has prometido arreglar la estantería "cuando tengas tiempo"? A veces trabajamos tantas horas, tenemos tan poco tiempo para hacer otras cosas diferentes que al final pasa un año más y te das cuenta que estás perdiéndote literalmente tu vida y la vida de las personas a las que aprecias...Lo único que permanece ajeno al paso del tiempo son las personas que realmente te conocen y te quieren: con ellas es como si no pasasen las horas, como si no verlas en un año porque viven lejos de tí no importase, porque al minuto siguiente de tenerlas a tu lado, es como si el tiempo no hubiese pasado desde la última vez que os encontrasteis.

365 días dan para caer una y mil veces, para aprender a ganar y a perder, para reflexionar que hay que darle menos importancia a las cosas que no lo merecen, que los días del calendario pasan sin avisarte de que cada instante es único e irrepetible. En un año puedes conocer a personas tan maravillosas que quizás nunca pensaste que se iban a cruzar en tu camino.

Por eso, despide el año que se acaba y empieza la nueva década con ilusión y esperanza, con ganas de que cada momento sea bueno, de que cada crisis sea una oportunidad para salir adelante, de que cada problema sea una solución nueva.

Intenta llegar cada mañana a bahías nunca vistas, como decía ese precioso poema de "La Odisea" cuando Ulises emprende el viaje a Ítaca. Haz de tu vida ese viaje eterno donde cada amanecer sea algo único e irrepetible. "Ten siempre a Itaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Itaca te enriquezca... "