Blahnik diseña un zapato inspirado en Madrid
Manolo Blahnik suma y sigue. La semana pasada presentó en su boutique madrileña de la calle Serrano un nuevo zapato, tipo stiletto, al que bautizó precisamente con el nombre de Madrid. Apareció mostrando el zapato colgando del bolsillo de su americana, como aquel que luce una flor en la solapa, consciente de que su personaje y su marca forman parte ya consustancial del mundo global del espectáculo. Hizo gala de su simpatía, prodigó anécdotas a los periodistas presentes y se confesó "tan sólo un vendedor de zapatillas".
Y es que los Manolos han dejado de ser desde hace tiempo en el imaginario colectivo un grupo de peleona música rumbera para convertirse en el mote por el que se conoce a los zapatos que crea este canario de padre checo, que iba para diplomático -y algo de diplomático a la antigua usanza conserva su efigie con pajarita-- y se quedó en el diseñador de zapatos más famoso del mundo.
El cine y la televisión le han hecho mucho bien a Blahnik y sus creaciones, de hecho han supuesto para él una campaña de promoción gratuita e ininterrumpida desde hace unos cuantos años, proyectando la imagen de sus zapatos como un signo de distinción y estilización femenina. Sobre los tacones de unos Blahnik se manejan a las mil maravillas las impetuosas chicas de Sexo en Nueva York que no se cortan un pelo a la hora de referirse a sus Manolos. Tacones Blahnik calzaba también Kirsten Dunst en la película Marie Antoinette de Sofia Coppola.
Sus zapatos tienen precios más propios de obras de arte que de calzado, unos 500 euros para empezar a hablar, y no los va a encontrar usted en la zapatería de la esquina si le da el punto de comprárselos. De hecho, si está decidida a tirar la casa por la ventana bien puede optar por comprarlos en Nueva York, ciudad manolera como pocas.
El cine y la televisión le han hecho mucho bien a Blahnik y sus creaciones, de hecho han supuesto para él una campaña de promoción gratuita e ininterrumpida desde hace unos cuantos años, proyectando la imagen de sus zapatos como un signo de distinción y estilización femenina. Sobre los tacones de unos Blahnik se manejan a las mil maravillas las impetuosas chicas de Sexo en Nueva York que no se cortan un pelo a la hora de referirse a sus Manolos. Tacones Blahnik calzaba también Kirsten Dunst en la película Marie Antoinette de Sofia Coppola.
Sus zapatos tienen precios más propios de obras de arte que de calzado, unos 500 euros para empezar a hablar, y no los va a encontrar usted en la zapatería de la esquina si le da el punto de comprárselos. De hecho, si está decidida a tirar la casa por la ventana bien puede optar por comprarlos en Nueva York, ciudad manolera como pocas.
Comentarios
besos,,,
jadelait